viernes, 30 de noviembre de 2007

otoño-3

16 de diciembre: dueles en el aire que en la tarde besa Muchos rincones de Granada, ya te lo he dicho, por estos días se transforman. Para la Navidad que llega, todo lo decoran. Ponen luces de colores en los escaparates, montan belenes en las plazas y calles, en los jardines siembren nuevas flores, en los balcones ponen banderas y macetas con geranios y también belenes. Granada entera se viste de gala pero con un traje muy distinto a como lo hace en primavera y en verano. La Navidad es una fiesta íntima, del corazón, del alma, de la emoción, de la añoranza. Pero solo la emoción y el alma saben el verdadero valor de esta fiesta.

Y nosotros, tus amigos en la distancia y recogidos en el Cortijo de la Viña, estamos intentando compartir contigo esta fiesta. Desde hace unos días recogemos despacio los colores y olores del otoño por estas tierras. Ya nos queda poco. Porque se acaba esta estación del año y porque también ni siquiera hojas van quedando en los árboles. Un año más el otoño llega a su fin y lo hace a lo grande. Sobre todo, por las calles y plaza de Granada. Las luces iluminan, los belenes resaltan, las flores decoran, la música ambienta y los olores despiertan. Es la Navidad que llega.

¿Y sabes? Nosotros y a nuestra manera, la otra tarde recogimos tres pinceladas más de esta fiesta. La niña y yo, desde el Ayuntamiento, seguimos bajando y nos encajamos en la plaza de la Fuente de las Batallas. La vimos iluminada, vimos la estrella azul y vimos los árboles arropando. Con los últimos colores del otoño en sus hojas y mirando de reojo. Ya también lo han decorado con las luces de Navidad. Ya han transformado un rincón más en esta plaza de Granada. Porque el otoño se recoge y la Navidad llega. Te regalamos una foto más para que lo veas.

Del aire que en la tarde
nos besa,
mientras te recordamos
sin que lo sepas,
recogemos del otoño
tu ausencia.
Y a ratos te soñamos
en las estrellas
y otras veces rezamos
para que vuelvas.
Todo es hermoso
pero tu ausencia
duele en el aire
que, en la tarde, besa.

17 de diciembre: el viejo granado del corazón de Granada
Me decía la niña, ayer por la tarde:
- A veces, no merece la pena ni siquiera pensar en las cosas o en las personas.
Me extrañó esta afirmación y por eso le pregunté:
- ¿En qué estás pensando?
- En que es mejor, en la vida, olvidarse de todo y dejar que pasen los días. Como si nada sucediera, como si no esperara nada. Y lo digo porque, ya me he dado cuenta que por más vueltas que le dé a las cosas en mi mente, no sirve para nada. Todo siempre rueda ajeno a mi deseo y sueño.

No entendí demasiado lo que ella quería decirme y por eso la dejé que hablara. De nuevo me dijo:
- ¿Sabes? Estoy descubriendo que lo único que importa es hacer fotos a las cosas y escribir de ellas. Esto sí queda. Lo demás, es como humo o pavesas que se lleva el viento.
Tenía yo en mis manos, en ese momento, la foto del viejo granado. El que crece justo en el mismo centro de la ciudad de Granada. Sí, en Puerta Real y no en la Gran Vía. Y es un árbol muy viejo, de tronco retorcido, algo añoso y con sus ramas en forma de paraguas. La otra tarde, al pasar por allí mientras recorríamos los rincones de la ciudad, nos paramos y le hicimos algunas fotos. No salieron muy bien porque ya era de noche y resultaba complicado. Pero, mostrándole una de estas fotos, ayer por la tarde, le decía yo a la niña:
- Cuando ella estaba, en la primavera pasada, vi este árbol lleno de hojas y con flores. Se marchó al llegar el verano y por eso, cuando ya el granado tenía las granadas gordas, no las vio. Tampoco las ha visto en este otoño ni ahora que ya está desnudo y lleno de luces de Navidad.

Observó la foto la niña y dijo:
- Es lo que te vengo diciendo: pensar en esto no sirve para nada. No conseguiremos ni que vuelva ni que nos recuerde. En cambio, si lo dejamos escrito y ponemos la foto en tu cuaderno, al menos quedará para siempre y no será fácil que lo borre el tiempo.
Puse en mi cuaderno la foto y luego escribí:


El granado viejo
del corazón de Granada,
ahora está sin hojas
y de sus ramas
cuelgan lucecitas
azules y blancas.
El otoño añejo
decidido avanza.
Donde ayer había flores
y frutas maduradas,
hoy hay tallos
color escarcha.
Todo se transforma,
tú siempre faltas.


18 de diciembre: puede nevar cuando el otoño se marcha Puede ser que antes de que se vaya el otoño, nieve. Y el otoño llega a su fin dentro de tres días. Pero podría nevar antes de que el otoño termine. ¿Sabes por qué lo digo? Porque ayer por la tarde se nubló mucho. El cielo se puso por completo negro y, sobre las cumbres de Sierra Nevada, eran mucho más espesas y las nieblas se amontonaban. Me decía la niña, al volver de su colegio, acurrucada en sí y en su abrigo para quitarse el frío:
- Sería interesante que cayera nieve justo en estos días. Para despedir al otoño y recibí a la Navidad en su propio ambiente.
Le dije:
- A mí, desde luego, sí que me gustaría. Donde vive ella, desde hace muchos días, tienen nieve. Y las temperaturas han bajado hasta quince grados bajo cero. ¿Qué te parece?

Tenía yo en ese momento las fotos que la otra tarde hicimos por las calles de Granada y mi cuaderno. Me respondió ella:
- Que debes escribirlo con mucha claridad y belleza. El fin del otoño y la llegada de la Navidad, por estas tierras nuestras, es lo más importante del año. Y, contárselo con el corazón, es el mejor regalo.
Una de las fotos que miraba era precisamente de la iluminación de la Navidad en las calles de Granada. Las luces que han colgado en la calle San Juan de Dios y las dos torres de la iglesia.

Porque la otra tarde, después de hacerle fotos al granado viejo del centro de la ciudad, nos fuimos por la calle Mesones. En la plaza Bibarrambla estuvimos viendo el mercadillo que ahí han puesto y los belenes artesanos. Luego vimos el belén que también han montado delante de la catedral y seguimos. Pasamos por el jardín botánico de la Facultad de Derecho y llegamos a la calle San Juan de Dios. Lucía ya el alumbrado y al verlo tan bonito me dijo la niña:
- Hazle la mejor foto del año. Ella tiene que verlo.
Miré y vi que, con las torres de fondo, las luces de colores resaltaban luminosas. Era exactamente lo que la niña me pedía. Hice la foto y aquí la pongo ahora. Para que sea un trozo más de la Navidad apareciendo por los rincones de Granada justo cuando el otoño se marcha. Y si nevara esta misma noche o mañana o pasado, ya no faltaría nada. Solo tú.

Nubes negras,
hondas y blandas
cubren la tierra
en la mañana.
Hace frío,
los mirlos cantan,
la Navidad asoma
por la ventana.
Si de verdad cayera
una gran nevada
la Navidad sería
reluciente, exacta.
Pero sigues ausente,
Faltas.

19 de diciembre: el viento de otoño El viento de otoño, tiene un acento especial, cuando por las noches se oye. Sonidos o música que tú tampoco conoces, en estas tierras nuestras. Y, en tus tierras, nosotros no sabemos qué sonido tiene el viento del otoño.

Pero anoche ¿sabes? por aquí se oyó con un acento especial el viento de otoño. Traspasado de frío, con sabor a nieve, impregnado de Navidad y con acento trascendente. Y se ha oído a lo largo de casi toda la noche y, ahora, al amanecer, todavía se oye. Y lo de anoche fue así: sentados en la lumbre de la chimenea del Cortijo de la Viña, estábamos nosotros, cuando me dijo la niña:
- La foto que hicimos del Hospital Real, con el granado en la puerta, ponla también en el cuaderno que escribimos para ella.
Hicimos esta foto cuando el otro día ya nos veníamos de la ciudad. Subíamos por los Jardines del Triunfo y, al pasar por la puerta del Hospital Real, Rectorado de la Universidad de Granada, vimos la imagen. La puerta principal de este edificio, su mármol blanco y las ramas doradas de los granados. Me dijo ella:
- Fíjate, los últimos colores del otoño en los rincones de Granada. Entre las luces de la Navidad y el frío del invierno, todavía queda otoño durmiendo.

Vi que era cierto. Por eso hice una foto con mucho cuidado mientras gozábamos del cuadro. Descubrimos que era hermoso y por eso la señalamos con la palabra “para el cuaderno”. Y, en esto estábamos, cuando arreció el viento. Rompiéndose en los cristales de la ventana, entre las acículas de los pinos y las desnudas ramas de los álamos. Me decía la niña:
- Es como si estuviera empujando para que ya el otoño se marche y deje paso al invierno.
- Sí que parece eso.
Le dije yo. Y al amanecer de este día nuevo todavía sigue azotando el viento. Con el acento especial de otoño y con nos sé que sabor a Navidad y a invierno. Quizá nieve hoy porque el cielo está muy negro y hace mucho frío. Sería hermoso como broche final, llegada de la Navidad y comienzo del invierno.

Al amanecer
como una esperanza,
como una ilusión nueva,
hay en el alma.
Y es distinta
cada mañana.
¿Qué esperamos
que el viento nos traiga?
No lo sabemos
pero en la ventana,
a veces parece
que llamas.

20 de diciembre: desde el Puntal de los AlmendrosDesde el Puntal de los Almendros, Granada siempre se ve con todo su esplendor. Tú lo sabes bien. Desde este lugar, al norte de la ciudad y remontado un poco en la montaña, muchas veces observaste esta panorámica. Y es igual de hermosa en verano, otoño, invierno o primavera. Pero en otoño, la estación del año que estamos compartiendo contigo, tiene un matiz especial.

Por eso, la otra tarde, cuando ya regresábamos al Cortijo de la Viña, nos paramos un momento en este Puntal de los Almendros. Me dijo la niña:
- Para observar el otoño, por última vez este año, desde este lugar tan estupendo.
Ya era de noche y por eso, al fondo, la ciudad que se veía, era todo un mar de luces de colores. Granada toda iluminada y como aplastada en espera de la Navidad. Un matiz especial del otoño en sus últimos retazos que tampoco queríamos dejar de ofrecerte.

¿Y sabes? Un poco más abajo del Puntal de los Almendros, se veía tu residencia. Donde has vivido el tiempo que estuviste en esta ciudad. Y al lado de debajo de tu residencia, se veía el Monasterio de la Cartuja. ¿Lo recuerdas? Me volvió a comentar la niña:
- Otro día vienes y le haces fotos. Es necesario que nuestro regalo tenga una bonita imagen de este monasterio.

La foto ya la tengo hecha. En este día veinte de diciembre, la preparamos para ponerla en tu cuaderno. Para que tengas también entre tus manos la bonita imagen del monasterio viejo, un reflejo más del otoño en Granada y fiel compañero de los días que estuviste por aquí. ¿Cuántas veces observaste esta imagen desde la ventana de tu residencia? Muchas pero en otoño, ninguna. Y menos al ponerse el sol y recortado sobre las nubes en la lejanía.

Sigue el cielo encapotado,
no para el viento,
hay niebla a lo lejos
y está nevando.
Se ve Sierra Nevada
toda vestida de blanco

No sabemos qué
pero esperamos
que en cualquier momento
algo
nos anuncie alguna llegada.
Se presiente a la Navidad
y en el campo
se palpa tu presencia
por todos lados.

21 de diciembre: punto y final del otoñoA partir de ahora, de Granada capital en otoño, nos queda poco que contarte. Se acaba esta estación del año y lo hace fundiéndose con las fiestas de la Navidad. Y claro que también son importantes estos días hasta el último del año. Pero es como un punto y final, a parte. Porque a partir de hoy, empiezan las vacaciones, tanto en la Universidad como en los demás centros educativos. Y las calles y plazas de Granada, como ya te hemos dicho, se convierten en Navidad.

Casi en cada casa hay un belén y, un arbolito iluminado, lleno de regalos. Pero belenes importantes, que se pueden visitar y entran en la lista para el concurso ¿sabes cuántos hay? En total son veintidós. Por eso, a partir de ahora, la niña y yo, podríamos seguir recorriendo esta ciudad y visitar cada belén y contártelo. Sería, en el fondo, ir poniendo el broche final al otoño que te hemos ido contando. Pero quizá no hagamos esto. ¿Qué haremos entonces? Quedarnos en el Cortijo de la Viña, nuestro rincón pequeño y, desde aquí, contarte un poco más, los ultimísimos días del otoño, mezclados con la Navidad, el nuevo año y el invierno. ¿Y nuestro belén particular? Sí, también lo tenemos.

Hoy por ejemplo, la niña y yo, cuando ella vuelva del colegio, tenemos pensado ir al arroyo del balneario. ¿Para qué? Para recoger algo de musgo, algunas piedras y tallos de romero y traérnoslo al cortijo para el belén. Ayer ya estuvimos por ahí buscando y, lo que más nos gustó, fue el charco azul del balneario. Todos los días ahora ya se hiela un poco y, como cayeron algunos copos de nieve, a su alrededor decoran hermosamente. Te mostramos una foto para que te hagas una idea. Y para que compruebes también el final que por aquí va dibujando el otoño.

¿Quién vendrá
a visitar nuestro belén
en Navidad?
En un rincón pequeño,
lejos de la ciudad,
vamos a ponerlo.
Se va ya
el otoño viejo
y tú no estás.
Pero en tu recuerdo,
y como mensaje de paz,
haremos un nacimiento.
¿Quién vendrá
por aquí a verlo
en estos días de Navidad?

22 de diciembre: niebla por los bosquesHoy se abre el día con aspecto de todo un poco. Parece otoño porque, por el suelo, bajo los álamos y las nogueras, se extiende una gran alfombra de hojas secas. Parece invierno porque se presenta muy nublado y hasta llueve algo. La tierra está mojada y, en la hierba, cuelgan las pequeñas gotas de la lluvia clara. Y también parece Navidad porque ya la niña no tiene colegio y, en Granada capital, las luces, los escaparates y los belenes, presentan un deslumbrante aspecto. También en este cortijo nuestro, el belén se encuentra casi terminado. Solo nos quedan unos cuantos detalles que hoy mismo atenderemos. Porque hoy es un buen día para construir el belén, mientras te recordamos y pasa el tiempo.

¿Sabes? Ayer por la tarde, la niña y yo, fuimos al bosque grande. Al de los pinos recios en la cumbre oscura. Por ahí hay muchas piñas secas que ruedan por el suelo y también hay abundante musgo y ramas viejas. Elementos que necesitamos para el belén nuestro. Por ahí todo huele a otoño húmedo, a hierba fresca y a setas nuevas. Por eso, entusiasmada, me decía la niña:
- Hazle una buena foto a los pinos envueltos por la niebla.
Porque la niebla era espesa y, en los troncos de los pinos, reblandecido, colgaba el musgo. Le decía yo a ella:
- Sí que me interesa mucho hacer una buena foto de este pinar perdido entre la niebla. Estamos terminando su cuaderno, porque el otoño también se acaba y es bueno que le regalemos una foto de este día concreto.

Y ahora, esta mañana, con cara más de invierno que de otoño, te saludamos y ponemos en tu cuaderno la foto. Puedes ver que salió bella, húmeda como el día mismo y llena de misterio. Es como si, por entre estos pinos, también faltaras o como si todo esperara que en cualquier momento llegues. El día es íntimo, húmedo, silencioso, recogido en sí mismo y, además, llueve un poco.

La lluvia sobre la hierba
reluce en la mañana
y la niebla
va por entre el bosque
lenta.
Llueve a ratos mudamente
sobre la quietud quieta,
hay un silencio profundo
que besa.
El otoño ya termina,
el invierno llega
y, como es Navidad,
el alma reza y te espera.

23 de diciembre: la felicitación de Navidad Nosotros sabemos que en tu país celebráis la Navidad de otra forma distinta. Y, la Navidad nuestra, tiene para vosotros otro significado. Le dais mucha importancia al arbolito decorado y no montáis belenes ni cantáis villancicos. Tampoco os felicitáis entre sí como lo hacemos nosotros. Pero, como te estamos hablando desde nuestra cultura y desde Granada, te contamos las cosas al modo en que son por aquí.

Y por aquí, en el Cortijo de la Viña, en Granada y en España, ya estamos en las misma puerta de la Navidad. Unas horas quedan solo para Nochebuena y pocos días para fin de año. Por eso nosotros, la niña y yo y todos los de este cortijo, hace unos días te mandamos nuestra especial felicitación de Navidad. Siguiendo la costumbre de estas tierras y cultura nuestra y lo hicimos con toda sinceridad. No hemos recibido ninguna respuesta tuya y claro que la esperábamos. Porque eres importante para nosotros y porque nos gustaría saber de ti en estos días tan especiales. ¿Que no entiendes nuestras cosas ni te sientes obligada a proceder según nuestra cultura? De todos modos solo pretendemos abrirte nuestro corazón y ofrecerte nuestro cariño y respeto.

Por eso hoy, todavía cerca del otoño y un poquito dentro del invierno, ponemos una foto más en tu cuaderno. Para ir rematando el regalo que vamos a ofrecerte. Y la foto de hoy es justo la felicitación de Navidad que hace unos días te mandamos. Para que se recuerden siempre cómo fueron las cosas en estos días. ¿Sabes? Junto a nuestro belén especial hemos dejado un sitio muy concreto para ti. Cerca de la lumbre para que no tengas frío y pegado al arbolito. Bajo él, como es costumbre en tu país, vamos a poner tu regalo. Y lo que más nos gustaría, en estos días, es que vinieras a ocupar el sitio que te hemos reservado. Y que cojas con tus propias manos este regalo.

En tu país hace frío,
está nevado,
todo cubierto de nieve,
todo helado
y como en sí dormido
entre lo blanco.
En tu país la Navidad,
está llegando.
En nuestro rincón del sol
ya ha llegado
pero tenemos frío,
no estás a nuestro lado.

24 de diciembre: la noche ya llega
Esta noche es Nochebuena, en nuestra tierra. Porque en tu país, ni esta noche ni mañana tenéis fiesta. No celebráis la Navidad aunque sí, a vuestra manera. La Navidad nuestra es religiosa, celebramos el nacimiento de Jesús y por eso está llena de mensajes de paz. Nosotros, estos días, los convertimos en la mayor fiesta del año. Donde, además de una comida especial, nos felicitamos, nos hacemos regalos, cantamos villancicos y muchas personas van a la Misa del Gallo. Tampoco tú, el año pasado, viviste esta experiencia. Por estos días te marchaste a tu país, donde vives ahora, y claro que fue una pena que no hubieras aprovechado para conocer y vivir esta experiencia. ¿Sabes? En la vida, muchas veces, se nos va de las manos las mejores oportunidades.

Pero hoy, ya con el otoño rematado, seguimos contándote cómo discurren las cosas por aquí. Esta mañana, por ejemplo, de nuevo el cielo aparece despejado. Al final, solo llovió un poco, casi nada. Y aunque hace frío y hay escarcha, la tierra sigue muy seca. Pero ayer por la tarde, la niña y yo, rematamos el belén que henos montado. En la sala misma del cortijo, junto al fuego de la chimenea y mirando a la gran ventana que da al valle del río. ¿Que cómo ha quedado? Muy hermoso pero también sencillo. El belén, en estas tierras nuestras y por otros lugares del mundo, es un símbolo de la fiesta que celebramos. El misterio religioso del nacimiento de Dios y por eso lo valoramos tanto. Nosotros y casi todas las personas de este país. Ya te hemos dicho que en Granada capital, por estos días hay lo que llaman “La Ruta de los Belenes”. Dentro de un concurso que promueve el Ayuntamiento, está la modalidad de belenes tradicionales, que son 8. En la modalidad artesanal hay 11. En la infantil son 12 y luego hay muchos fuera de concurso. En las casas particulares y en las iglesias de toda Granada. Pero el nuestro es por completo especial. No se encuentra dentro de ninguna modalidad ni lista y por eso nos gusta tanto. Lo hemos contraído, además de para celebrar la fiesta, para obsequiarte a ti.

Por eso, en el rincón más importante y junto al fuego, hemos preparado un lugar para que te sientes cerca de nosotros. Muy cerca del niño Jesús, la Virgen y San José, la mula y el buey. No vendrás y ni siquiera tenemos noticias tuyas pero, en nuestros corazones y especialmente esta noche, te abrigamos. De ningún modo podemos olvidarnos de ti en una festea tan significativa y bella.

Junto al belén,
en el rincón mejor,
en el más recogido
y con más calor,
te guardamos un sitio
a los pies de Dios.
La noche ya llega,
en el alma un temblor,
te añora y sueña,
un río de amor
inunda la tierra,
todo está preparado
ven cuando quieras.

25 de diciembre: nuestro árbol de Navidad Ya sabes: las cosas, en el momento que ocurren, casi siempre nos parecen importantes. Por pequeñas que sean. La llamada de un amigo, una carta, un gesto, una mirada, unas palabras… Hasta lo más insignificante, nos parece lo más importante en el momento justo que ocurren. Pero luego, en cuanto pasa el tiempo, unos meses, un año, dos, cuatro… casi todo se nos olvida. Al correr del tiempo, recordamos muy pocas cosas de aquellos millones de cosas vividas a lo largo de la vida.

Ya el otoño de Granada, este año, ha pasado. Dentro de poco casi nadie va a recordar nada de lo ocurrido en esta estación del año. Quizá tampoco tú recuerdes ya mucho de lo vivido por aquí el año pasado. Vagamente y a lo grande siempre queda un recuerdo de lo más destacado. Pero lo pequeño, lo de cada momento, cada hora, cada mañana o tarde, seguro que se olvida en un pasado nebuloso. Un recuerdo ya difuso y cada vez más borrado y frío en nuestro corazón. Así es la vida. Esta es la realidad. Muy poco queda en nuestros recuerdos de muchas de aquellas cosas que, día a día, en el pasado vivimos.

Pero nosotros, a lo largo de estos meses que ya quedan atrás, henos ido escribiendo lo más importante del otoño por aquí. Para vivir una experiencia contigo, desde la distancia, y dejar recogido el tiempo y nuestros sentimientos. La Navidad fue anoche y hoy todavía un poco. Junto al belén pusimos el árbol, un pequeño granado con sus frutos y, bajo él, hemos puesto tu regalo. Para que, al menos esto, sea lo más parecido a como son las cosas en tu país. Aunque nuestro árbol sea distinto. Es, como te hemos dicho, un granado enano. El que ya tiene muchos años y todos los días riega la niña. Todavía, en estos días de fiesta, tiene sus ramas llenas de pequeñas granadas. Y todavía tiene sus hojas con el color del otoño. Como si nos estuviera permitiendo poner el broche final al otoño que te henos regalado. Quizá mañana o pasado o dentro de un año o dos, se nos olvide por completo lo de esta Navidad y lo de este otoño. Pero en este granado, en sus hojas color de otoño, en sus granadas pequeñas, dejamos nuestro cuaderno. Nuestro especial regalo de Navidad para ti. El tiempo, el amor, nuestro sueño y deseo, condensados en unas fotos y cuatro renglones.

Nuestro árbol de Navidad
es un granado,
todavía color de otoño
y enano.
De él las granadas se ven
colgando
en frutos naturales
ya madurados.
Nuestro árbol original
no es de plástico
ni tiene luces de colores
ni muñecos mágicos,
pero sí, bajo sus ramas,
hemos dejado
para ti, en estos fiestas,
un regalo.

26 de diciembre: adiós al otoño y, para ti, un abrazo Luego ayer, el día transcurrió sereno. En el ambiente se palpaba como una gran paz y en el cielo ni siquiera había nubes. Todo azul y el viento quieto. Y, a lo largo de todo el día, lució el sol. En Granada capital, hasta bien avanzada la tarde, no se vio mucha gente. Por la mañana las calles estaban solitarias, pocos coches, las tiendas cerradas, los belenes apagados y lo mismo la iluminación especial de Navidad. Todo parecía como si durmiera un sueño, en espera de no sé qué importante acontecimiento.

También en este Cortijo de la Viña, nos levantamos tarde. Y sin embargo, la niña madrugó. También lo hice yo. Como si tuviéramos necesidad de ver qué había sucedido en nuestro especial árbol de Navidad. Y descubrimos que no había sucedido nada. Todo quieto y en su sitio, como el día y el aire y la serenidad por las calles de Granada. Encendí el fuego en la chimenea y, junto a las llamas, nos sentamos. Porque, a pesar del sol que ayer hizo, el ambiente era muy frío. Me decía la niña:
- Fíjate qué solitario y quieto está nuestro regalo para ella bajo el pequeño granado.
Y era cierto. Bajo nuestro árbol de Navidad se veía el cuaderno, con tu nombre escrito en la portada. Le dije a ella:
- No importa. Nosotros hemos hecho lo más puro. Por sincero cariño hacia ella, le hemos regalado nuestra ilusión, los deseos más limpios de nuestros corazones y los momentos más hermosos de los días que han pasado. Y el cielo lo sabe.

Nada respondió. Muda siguió sentada junto a mí con sus miradas puestas en la llama de la lumbre. Iba amaneciendo y, a través de los cristales de la gran ventana, resplandeciente se veía la luz del nuevo día. Una luz hermosa, llena de colores, con algunas nubes dibujando el cielo y los árboles recortados en el horizonte. Como si el otoño, la Navidad y el invierno, se hubieran juntado para ofrecernos un bonito espectáculo al amanecer de este día nuevo. Me volvió a decir la niña:
- Hazle una foto y con ella ponemos punto y final en el cuaderno que le regalamos con el otoño de Granada.
Le hice caso y aquí tienes la foto. De verdad que parece como el anuncio de algo trascendente al mismo tiempo que sirve para celebrar la Navidad, despedir el otoño y darle la bienvenida al invierno. Así lo hacemos y damos gracias al cielo. Nos despedimos mientras te recordamos y deseamos lo mejor.

Adios al otoño
que para ti hemos recogido,
poco a poco,
de las calles de Granada,
en pequeños trozos.
Adiós a la Navidad
que también nosotros
hemos celebrado contigo
a nuestro modo.

Bienvenido al invierno
mudo y solo
que avanza desde el frío
de tu remoto
país de las nieves puras.
Por aquí todos
ya nos preparamos
junto al rescoldo
de tu recuerdo blanco.
Adiós al otoño
y, para ti, un abrazo
sincero y hondo.

2 comentarios:

solange candia burotto dijo...

me ha encantado tu blog, las fotos, la prosa y las poesías, ¡Felicitaciones!

Andres Rueda dijo...

que maravilla de fotografias...

Puedo hacer una version en pintura de alguna???
Paseo mil veces por alli y cada dia encuentro nuevas luces
Un saludo